Juan Alberto López “Siempre me ha gustado distinguir entre el éxito y los triunfos”
- Laura Fernández
- 10 nov 2016
- 5 Min. de lectura

Juan Alberto López es un actor profesional que nos habla acerca del mundo de la interpretación.
Asentado en Madrid, cuenta en su trayectoria con numerosas apariciones escénicas en producciones como “Cuentamé…” o “Aquí no hay quien viva”, entre muchas otras.
¿Qué te llevó a dar el paso para introducirte en el mundo de las artes escénicas?
La primera vez que asistí a una representación teatral fue en un instituto de secundaria. Yo no tendría más de 8 años y fue en el Instituto de mi hermana mayor. El hecho teatral me impresionó. No recuerdo ni de qué iba la función, y no era más que una representación estudiantil, pero aquello de actuar unos frente a otros para contar una historia me cautivó… y ya nunca dejé de llevar aquella fuerte impresión en la cabeza y en el corazón.
La primera vez que actué en un escenario fue con 11 años en el colegio, y ya ahí comenzó a correr el “veneno del teatro” por mis venas sin antídoto posible. Desde entonces hice todo lo que pude por acercarme al teatro, y con 17 años conseguí entrar en un grupo de teatro semi-profesional. En cuanto tuve la edad mínima requerida, me matriculé en la Escuela de Arte Dramático de Sevilla, y poco después inicié mi carrera profesional.
¿Cuál fue tu motivación principal para querer dedicarte profesionalmente a la dramatización?
Por suerte o por desgracia, yo tuve clarísimo que quería ser actor desde niño.
Cuéntanos un poco tu experiencia profesional…¿Cómo ha sido tu trayectoria a lo largo de estos años?
Debuté como actor profesional en Sevilla, en 1980, cuando aún no había terminado mis estudios de interpretación en la Escuela de Arte Dramático. Creo que aquella primera ocasión fue la que me resultó más fácil acceder a un trabajo. Un director de teatro pasó por la Escuela, que entonces estaba en el mismo edificio del Conservatorio de Música en la calle Jesús del Gran Poder, buscando un actor y una actriz jóvenes para protagonizar la obra que tenía en proyecto dirigir, y a cuya convocatoria nos presentamos prácticamente todos los alumnos y alumnas de 2º y 3º. Él seleccionó a varios chicos y chicas, y decidió hacerme a mí la prueba en primer lugar, me preparé el monólogo que me facilitó y preparé otros textos de varios autores. El mismo día de la prueba me dijo que el papel era para mí, que no haría más pruebas a ningún compañero, y sin embargo, mi compañera de reparto tardó mucho más en llegar.
Desde entonces mi trayectoria profesional nunca volvió a tener un episodio tan rápido y sencillo como aquel primer paso. Todo ha sido hasta el momento como una carrera de obstáculos donde es muy difícil sobrevivir.
Terminé mis estudios de interpretación, trabajé como actor en varias compañías de Sevilla y Extremadura, me enrolé en aventuras diversas y cursé múltiples cursos y talleres, la mayoría en Sevilla y otros en Madrid, adonde decidí trasladarme con veintimuchos años.
En Madrid comencé a ganarme la vida trabajando como mensajero en moto, payaso de fiestas infantiles y posteriormente como monitor de teatro en centros culturales, hasta que debuté en televisión allá por el 93, si no recuerdo mal.
A partir de entonces, comencé mis estudios de dramaturgia y dirección de escena en la RESAD y combiné mis trabajos como actor en teatro, tv y cine, con la escritura dramática y la docencia. Hasta el momento he trabajado como actor en más de 40 espectáculos de diferentes compañías, en unas 30 series de televisión y en varios cortos y largometrajes. No ha sido fácil ni nadie me ha regalado nada nunca, salvo en cierta ocasión que me recomendó un amigo para hacer un papelillo en una producción del Centro Dramático Nacional, en un período que me resultaba especialmente difícil encontrar trabajo. Aunque puedo asegurar que estos períodos se han repetido en varias ocasiones a lo largo de mi trayectoria, con mayor o menor dificultad para salir de ellos. Por lo demás, siempre estuve buscando, estudiando, inventando, creando, preguntando y trabajando para vivir de, por y para mi profesión.
En el año 2003 decidimos montar un par de compañeros y yo nuestra propia pequeña empresa de producción y distribución teatral. Un proyecto que fue absorbiendo mi dedicación progresivamente hasta ocupar todo mi esfuerzo, tiempo, dinero y capacidad creativa: Metamorfosis Producciones Teatrales; con el que hemos llegado a montar 14 espectáculos de autores contemporáneos y hemos vivido experiencias realmente ricas no sin complicaciones. Hemos estrenado en 15 de las Comunidades autónomas españolas, en Bolivia y en Estados Unidos; hemos trabajado en festivales de teatro clásico como el de Almagro o el de Olite y festivales de teatro contemporáneo como el de Alicante o la muestra alternativa de Madrid; hemos visitado con nuestros espectáculos pequeños espacios por casi la totalidad de la geografía española y grandes teatros como el Español y el Fernán Gómez de Madrid, el Principal de San Sebastián o el Carnival Studio Theater de Miami entre otros muchos, y hemos tenido el privilegio de trabajar con principales protagonistas de la historia más reciente de nuestro teatro contemporáneo como son José Luis Alonso de Santos, José Sanchis Sinisterra, José Ramón Fernández, Julio Salvatierra, etc, etc…
¿Qué cualidades tiene que tener el actor o actriz?
Seriedad, rigurosidad, exigencia, creatividad, ilusión, energía y amor por la humanidad.
¿Crees que se puede obtener el éxito sin ser un talento en el mundo de la interpretación?
Por supuesto que sí. La experiencia me ha mostrado que por mucho que uno quiera creer que el talento es imprescindible para tener “éxito” en esto de la carrera actoral, lo cierto es que el “talento” (que a estas alturas no sé muy bien lo que es) y la formación por muy exhaustiva y completa que se pueda tener, no tienen porqué ayudarte a tener éxito; si entendemos por “éxito” el tener suficientes y buenos trabajos, bien remunerados, fama y reconocimiento público. Podría citar muchísimos casos de actores y actrices que han conseguido ese “éxito” con escasa o ninguna formación actoral o/y con escaso o ningún talento artístico (a mí entender), así como multitud de casos de actores y actrices, que son o han sido grandes creadores, verdaderos ARTISTAS de la interpretación, y sin embargo se han visto obligados a dedicarse a otra cosa, o permanecen en el anonimato y malviven con las migajas que les dan los directores de casting o se comen el escenario haciendo trabajos teatrales que apenas ve nadie y no tienen ni para pagarse el alquiler.
A mí siempre me ha gustado distinguir entre dos conceptos que considero muy diferentes: El éxito y los triunfos. Por resumirlo de alguna manera, cuando un actor se prepara, trabaja y consigue determinados objetivos, como estudiar profundamente una obra con todas las herramientas adquiridas en su formación, crear un personaje de acuerdo a la lectura escénica del texto, satisfacer las exigencias de un director, trabajar por un proyecto común con un equipo artístico, estrenar un espectáculo y ser aplaudido con entusiasmo por el público asistente, eso es un Triunfo personal. Recibir en el pecho las emociones del público mientras haces tu trabajo es un triunfo; escuchar al público cerca, mientras te ofrece su silencio cuando trabajas en un momento escénico intenso, eso es un triunfo. Una mirada desde una butaca en la que reconoces en los ojos del espectador al personaje que has creado y estás interpretando, eso es un gran triunfo personal para mí.
El éxito poco tiene que ver con el arte; aunque el ejercicio artístico pueda llevar a algunas personas a vivir con éxito.
¿Qué sueles hacer antes de salir a escena?
Lo que acostumbro a hacer antes de salir a escena, casi como un ritual: Repasar el escenario, cerciorándome de que todo está correctamente en su sitio, y trabajar durante una hora en el camerino en un proceso personal de concentración mientras me visto y me maquillo.
Y por último, ¿Cuál es tu próximo proyecto o trabajo?
Es la primera vez en todos los años de mi recorrido profesional que no tengo ningún proyecto nuevo a la vista. Estamos en crisis.
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